martes, 15 de mayo de 2007

ENFADO

Llevo días sin pasarme por aquí. La verdad es que no tengo ganas. Y mira que era el mejor momento, en plena campaña, para soltar toda la bilis que quisiera. Políticos diciendo tonterías, vendiéndonos la moto, creyendo que nos engañan... tertulias en las que no se hace otra cosa que bailarles el agua a uno u otro partido... encuestas y más encuestas en todos los papeles y programas de radio o tv... Pero lo siento, no tengo ganas. Mi mejor amiga está a punto de morir. No sé ni siquiera por qué escribo esto. Supongo que para desfogarme, para soltarlo. No tiene nada que ver que yo no me pasara por aquí desde el mes pasado con esta noticia. De hecho me enteré el pasado sábado, así que desde mi último post hasta ese sábado la excusa no es buena. Todos los días pensaba en entrar y escribir algo, pero por h o por b no entraba. Quizás estaba desganado porque lo presentía. El sábado por la mañana me levanté de mala leche sin necesidad alguna ni razón aparente. Llegué a discutir con mi mujer sin razón. Después de pedirle perdón parecía que me encontraba un poco más tranquilo, si bien no del todo. Sonó el teléfono y al mirar quién era me extrañó. La que me llamaba nunca me llama, así que era raro. Efectivamente. Era lo suficientemente grave como para llamarme. Mi amiga, amiga también de quien hablaba conmigo, está desahuciada (qué palabra más fea, cojones). Me lo dijo. "Ya no le dan quimio, sólo paliativos. Llámala pronto pero no hoy". Dicho y hecho. Ayer lunes le llamé. Me encontré lo que no esperaba encontrarme. ¡Qué dignidad! Después de pelear contra un cáncer de mama primero y con sus metástasis en hígado y piel, por fin, el partido está perdido. Y le oyes hablar y te lo dice así. "Esto se acaba Jose, jejeje". "Para qué voy a llorar, es mejor disfrutar de lo que queda". Era como si no estuviera enferma. Era como si aún nos viéramos a diario en el trabajo. Era como si estuviéramos tomando un cortado en el Can Josep. Era como siempre. Sólo que el tema de conversación no era el que queríamos tener.

Sigo tocado, pero la conversación me ha hecho despertar de la tontería de estar triste. No pienso estar triste más que el día en que la pierda. No me dá la gana. No pienso estar triste porque aún está aquí. Y el día siguiente al deceso no pienso entristecerme por haberla perdido, si no alegrarme de haberla conocido. Jamás pensé que una amistad se pudiera fraguar en tan poco tiempo y de una manera tan fuerte. Siempre dije que parecía mi hermana pequeña, aunque en realidad tiene cinco años más que yo. Desde hace cuatro, desde que tuvo que dejar el trabajo para pelear con el tumor de los huevos, me he dado cuenta que de pequeña nada. Es la mujer más fuerte que conozco. Tiene unos cojones como los de un elefante. Debería haberlo imaginado cuando me contaba su vida, llena de líos y problemas serios (y no esas tonterías que pensamos que son problemas).

Con el tiempo me he dado cuenta que no era mi hermana pequeña. Si acaso mi hermana mayor, por todo lo que me ha enseñado. Por ella descubrí que el dinero era para disfrutarlo. Que la poesía era lo más bonito que se podía leer. Y aprendí a escribirla leyéndole a ella. Que las letras son, a veces, más importantes que las palabras. Que las personas pueden ser buenas, porque ella era más que buena. Que el mundo era feo pero que, algunas cosillas, podían hacerlo más bonito, como una cara de una foca en la luna, como un perro San Bernardo grande y peludo, como unas toallas recién planchadas, como una tortilla de atún, como una conversación de algo vago y poco trascendente... Como tantas y tantas cosas. Y ahora, aún ahora, sigo aprendiendo. De su fuerza y coraje. De su valor. De su energía. De su humor. De su risa, preciosa y sencilla. De sus ojos, grandes, redondos, preciosos. Y seguro que, cuando falte, seguiré aprendiendo.

Así que, si alguien me lee, espero que entienda que no tengo ni putas ganas de liarme con políticos. Y mira que me lo ponen a huevo. Y hasta seguro que a ella, a mi Rosita, le hubiera gustado que les metiera caña.

SALUD Y REPÚBLICA. Pero sobre todo, SALUD.

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