miércoles, 26 de noviembre de 2008

Agravio comparativo


Hace unos días, un coche bomba ha estallado en Irak, resultado: 10 muertos y 61 heridos. Repercusión en el mundo “desarrollado”: un titular breve, y una explicación de lo sucedido en cinco o seis líneas.
Finales de Diciembre del 2007, dos etarras matan a tiros a un guardia civil y hieren a otro que días más tarde fallece en el hospital. Repercusión: la prensa de los países de occidente escriben incluso artículos de opinión y en la prensa escrita, la radio y la televisión española le dedican mas de medio periódico o espacio informativo en el caso de las dos últimas.
Siempre pensé en que la razón de que existieran masacres de primera, de segunda y hasta de tercera división se debía al localismo. Sí, pensaba que el sentirse amenazado tan cercanamente era lo que lo hacía más noticiable, el pensar que podíamos ser cualquiera de nosotros era la fuerza que empujaba a los informativos a darle más cobertura para dar una imagen de lo que era el sentir mayoritario del país (mayoritario no significa único) Pero con el paso de los años y de muchas muertes me doy cuenta de que eso no es así. Lo que de verdad hace que una matanza sea de primera división es la potencia económica del país en el que se produzca. ¿O es que alguien duda de que si las 3000 muertes que AlQaeda provocó el 11 de Septiembre en New York se hubieran producido en Sudán, por ejemplo, los medios de comunicación nos hubieran bombardeado igual? Quiero recordar que los equipos de informativos no descansaron nada en las 48 horas siguientes, que a cada momento interrumpían la programación para conectar con la Zona cero para emitir datos que prácticamente eran irrelevantes informativamente y que hubieron de pasar meses para que fueran capaces de pasar un día sin hablar de ello. Cuando un acto terrorista sacude a Occidente, las clases dominantes se dedican a alimentar el miedo y el odio de la gente hacia los atacantes. Es normal que la sociedad sienta miedo, pero los que más miedo tienen son los gobernantes, pero no por sufrir otro ataque y que se puedan producir más víctimas, sino porque lo que para ellos representa ese atentado. Es un ataque directo al sistema y lo que tienen miedo de perder no son vidas humanas, sino el poder que con el paso de los años han adquirido. Es decir tienen miedo de que la tortilla se dé la vuelta, de que el tercer mundo se levante, de que el Sur les pase por encima. Y es que le tienen miedo al Sur, tienen miedo a que África despierte, a que Suramérica por fin se ponga en pie, por eso la soga que Occidente le puso a estos dos territorios y a Oriente no deja de apretar. Y recuperando el 11-S, aquellos hechos tuvieron una inmediata reacción de los Estados Unidos (sin olvidar el apoyo dado por todos los socios de la OTAN) que fue la ocupación de Afganistán. Había que buscar al culpable, a ese demonio que ya no es rojo, que ahora lleva turbante. Pues bien, ¿Alguien se ha parado a pensar en el número de civiles que han muerto desde que se ocupó Afganistán? Seguro que más de 3000. Eso no es una matanza, ni se trata de ningún crimen porque se escudan en que la democracia sufrió un ataque al que había que responder con dureza. Después vino la Guerra de Irak, una guerra ilegal, una guerra que estaba basada en mentiras. Decían que Saddam disponía de armas de destrucción masiva, ¡¡¡MENTIRA!!! Decían que el régimen iraquí daba cobertura y apoyo a Al-Qaeda, ¡¡¡MENTIRA!!! La única verdad que dijeron es que se trataba de un país sometido al dominio de un dictador. Dijeron que liberando al pueblo del tirano e instaurando la democracia en Irak, mejoraría la situación del país y se estabilizaría la zona de oriente medio. Una vez más ¡¡¡MENTIRA!!! Mientras la guerra oficial se estaba llevando a cabo los medios de comunicación nos bombardearon sistemáticamente con lo que el ejército aliado nos dejaba ver. Bien es cierto que muchísimos analistas políticos se pusieron en contra de lo que se estaba haciendo, pero todos terminaban sus intervenciones con la coletilla de que ya que se estaba allí había que ganar la guerra. Al principio se daban números de victimas, sobretodo militares, pero también civiles, sin embargo, cuando el tirano fue atrapado, a la semana siguiente ya solo se hablaba en los informativos de los atentados realizados contra los soldados que “defendían la democracia” para los que se utilizaban en su descripción palabras como “matanza”, “masacre”, o expresiones como “ataque indiscriminado”. Sin embargo poco más que reseñas se hacían cuando, esta vez sí indiscriminadamente, se realizaba un ataque a un mercado, o era bombardeado un restaurante donde se estaba celebrando un enlace matrimonial, únicamente con el pretexto de que existía casi la certeza de que uno de los invitados podía ser miembro de la insurgencia iraquí. Aquí es donde yo quería llegar, he aquí el mejor ejemplo de matanzas o masacres de primera o segunda división. Si el país atacado o los miembros atacados son aliados de la civilización occidental (que para algunos es la única y verdadera, como si se tratase de una religión monoteísta) entonces hay que hablar de ello hasta la saciedad y todos debemos sentirnos consternados, pero si por el contrario los atacados no disfrutan de nuestra gracia ni se someten a nuestro mandato, los comentarios quedan reducidos a algunos artículos de opinión o a algún documental que lo mas que consigue es que nos den pena. Y es que el dinero lo pervierte todo, hace que los actos de un país como Palestina en defensa de los ataques de Israel, sean tachados de actos terroristas, y que los ataques de un pseudo-pais como Israel hacia el pueblo palestino sean considerados como actos de defensa. El dinero, o más bien la falta de él hace que una guerra civil como la que se desarrolló en Ruanda, o como la que se está llevando a cabo ahora en el Congo, pasen durante meses desapercibida. Y también es el dinero el que hace que un acto terrorista frustrado en Barcelona, llene horas y horas de informativos y tertulias. Es triste que tenga más horas de información un acto terrorista que nunca ocurrió en el que no murió ni una sola persona, que una guerra civil o un desastre natural en el que mueren a miles o a cientos de miles de personas. Deberíamos revisar nuestros valores occidentales, pues en algún momento hemos perdido el oremus y con él un concepto básico, que el precio de una vida humana no se mide por el dinero que sea capaz de generar, y vale igual aquí que en el rincón más escondido del país más pobre del mundo.
Salud.

domingo, 9 de noviembre de 2008

¡HA LLEGADO LA CRISIS!


- ¡Ha llegado la crisis! Gritaban los niños que vendían los periódicos en cualquier ciudad de los Estados Unidos durante el crack del 29. Las publicaciones venían ilustradas con fotos de los corredores de bolsa tirándose de las azoteas. La gente de clase media alta se tiraba de los pelos en sus casas porque lo habían perdido todo y algunos enloquecían de tal manera, que acababan asesinando a sus familias para después suicidarse ellos. Y todo porque se habían quedado sin nada. Y yo me pregunto, ¿qué pensaría ese niño que sufría las inclemencias del tiempo mientras vendía periódicos en vez de estar en el colegio? Él, sin saber nada de economía, pero viendo que los demás niños iban al colegio mientras él tenía que trabajar para llevar algo de comer a casa, seguro que pensaba que para poder tener algún día el traje que llevaban esos que ahora se tiraban de lo alto de los rascacielos debía vender miles de periódicos diarios.
-¡Ha llegado la crisis! Dicen ahora los presentadores/as de los informativos con su pelo cuidadísimo, sus pendientes carísimos y sus trajes de mil y pico euros. Y nos ilustran sus palabras con imágenes de banqueros preocupados porque este año no van a crecer por encima del ejercicio anterior. Salen los grandes empresarios de la construcción pidiendo que el Estado se dedique a comprar los pisos que ellos no se pueden sacar de encima. Y es que ya no pueden engañar a las gentes como hace un par de años, hipotecándoles la vida y hurtándoles su libertad, atándoles de pies y manos por muchos años, obligándoles al pluriempleo. Y es que como dice Jose en su artículo, nadie nos obligó a hipotecarnos de tal manera que tengamos que dedicar cerca del 60% del salario únicamente para pagar el préstamo, pero en cierta manera si, aunque ese es un tema que más adelanté trataré de exponer. Lo que ahora quiero explicar es otra cosa. Resulta que han pasado casi 80 años de aquella brutal crisis, pero el comentario sigue siendo el mismo. Y lo que yo me hubiera preguntado en aquel entonces es lo que me sigo preguntando ahora. ¿Y el que nunca ha tenido nada, qué? ¿Y el que vive en crisis permanente, qué? ¿Y los que siguen sufriendo para comer caliente algún día, qué? Algún gracioso diría “Esos, como nunca han tenido nada, no notarán la crisis” Y es que se me siguen revolviendo las tripas cada vez que algún energúmeno dice refiriéndose a alguien que está viviendo en la calle, que es un vago o que él se lo ha buscado, que si no trabaja es porque no quiere. Pero lo que me hace vomitar definitivamente es que estos mismos son los que te los encuentras en cualquier lado, y con una birra en la mano, y un móvil 3G en la otra te dicen que lo están pasando fatal, que casi no llegan a fin de mes, que van a tener que rehipotecar la casa porque si no, no podrán cambiarse el coche que ya tiene cinco años. Nos hemos acostumbrado a únicamente mirarnos el ombligo, y a no ver más allá de nuestros problemas (que seguro que todos tenemos, no lo niego) pero yo escribo este artículo en un ordenador, a las nueve y cuarto de la mañana recién levantado de mi colchón de látex, calentito en el piso que le debo pagar religiosamente al banco cada mes, mientras a 300 metros de mi casa, en un parque, mas de 10 personas se despiertan pensando que hoy han tenido suerte porque esta noche no ha llovido. Pero no les da casi tiempo de pensarlo, pues en media hora el guardia pasará, y si los ve durmiendo en el banco, probablemente esta noche duerman calentitos, pero en un calabozo. Por eso, cuando me da por pensar en mis problemas económicos, intento acordarme de ellos, de lo afortunado que soy y que somos todos los que no llegamos a fin de mes, pero que en cambio si podemos llegar al día 20 incluso pudiendo disfrutar de algún capricho. Así, que de momento dejemos de hablar de crisis los que al menos tenemos techo y un trabajo para tirar hasta mitad de mes, porque para estos mal llamados indigentes, el día 1 es igual que el 15, igual que el 30, etc.. Yo soy de los que cree que esta crisis se va a agravar mucho y que no va a ser cosa de poco tiempo. Me pongo a pensar y me da la risa cuando escucho que las 20 grandes potencias se van a reunir para refundar el capitalismo. Me suena a que van a sacar la cartera y que van a pagar a escote las deudas de sus socios corruptos de la Banca. Y que eso no será más que un parche con el que intentarán que todo siga igual por muchos años. Quieren que todo siga igual, que China, India y Brasil sigan siendo potencias emergentes permanentemente, que América Latina siga bajo la bota de sus hermanos ricos del Norte, que África siga por siempre jamás en la más absoluta miseria, y que Oriente Medio siga dominado por un país artificial como Israel. El problema de Oriente Medio es para analizarlo profundamente, pues si existe un conflicto en esa zona es únicamente culpa de occidente, pues esa tierra ya estaba habitada por gentes autóctonas de la región, y de repente deciden quitarle una porción a sus habitantes y dársela a un pueblo que no existía como tal. Pero lo grave no es eso, pues esa podía ser la solución para gente que se había quedado sin nada después de la Segunda Guerra Mundial, el problema es la expansión y ocupación que ha llevado a cabo Israel después. Y si no, consultar los mapas de la zona de los últimos cincuenta años. Todo esto se ha hecho bajo el paraguas y con la ayuda de USA y con la mirada hacia otro lado del resto de Occidente.
Retomando el hilo, lo que quieren es que nada cambie, porque si las cosas se ponen más feas, puede ser que pierdan su sillón. Por ahora la gente no nos levantamos contra ellos, y eso es síntoma de que todavía no hemos perdido mucho, pero en mi opinión llegarán los despidos masivos, los cierres de las pequeñas empresas y entonces ya veremos. El problema es que esta generación parece que nos hemos olvidado de luchar por lo que nos pertenece legalmente, y lo que es más grave, que hemos dejado de pensar en mejorar nuestras condiciones, nos hemos acomodado a que nuestros gobiernos hagan leyes y nosotros las acatemos sin rechistar, pues si protestamos nos sueltan que nosotros los elegimos con nuestros votos. Pero se equivocan si piensan que eso les da impunidad total. Deberíamos gritar cuando hacen algo mal, pero sobretodo, cuando mas deberíamos levantar la voz es cuando se olvidan de sus funciones y dejan que los problemas se les caigan encima para después sacar un decreto urgente, un decreto que no es mas que un remiendo. Yo no he votado a costureros que remienden la sociedad, he votado a políticos para que eviten problemas antes de que ocurran. Para que mi país esté prevenido ante ciertos imprevistos. Pero no solo no ocurre eso, sino que encima te dicen que no es culpa suya que es a nivel mundial, que es una época que nos ha tocado vivir. Pues seguramente es verdad, pero entonces es que este sistema se ha podrido por dentro, y lo que hay que hacer no es refundar el capitalismo, sino hacerlo desaparecer pues ha sido él y solo él, el que nos ha llevado hasta esta situación. Y cuando hablo de hacer desaparecer el capitalismo, hablo también de quitar de en medio estas falsas democracias que nos han hecho tragar. Y es que el papel del pueblo llano no puede ser reducido únicamente a votar cada determinado tiempo, tiene que tener capacidad de decisión, pues no es otro que él, el que va a sufrir para mal o para bien la acción de un gobierno.

En un comentario hecho antes dije que en mi opinión en cierta manera sí que nos habían obligado a llegar al nivel de endeudamiento personal en el que nos encontramos la mayoría. Por una parte es cierto que nadie nos ha obligado, nosotros solitos hemos decidido meternos en estos berenjenales, pero de algún modo nos hemos visto arrastrados por este lodazal de salvaje consumismo. En el caso concreto de España, desde tiempos de Franco, se ha venido promocionando la venta de pisos en vez del alquiler. Pero, los gobiernos democráticos que llegaron después de que se apagara la lucecita de El Pardo, no cambiaron la situación, ni tan siquiera lo intentaron, es más, todavía promocionaron mas salvajemente el hacerse con un piso en propiedad, dejando totalmente de lado el alquiler. ¿Qué consecuencias ha tenido eso? Que los propietarios de pisos que querían sacarlos al mercado de alquiler se viesen autorizados y apoyados indirectamente por el gobierno de turno a poner cuotas y condiciones abusivas a sus futuros inquilinos. Con lo cual se consigue que el que tiene dudas de alquilar o comprar se decida definitivamente por la compra, ya que la diferencia no es tanta. Pero es que si que hay mucha diferencia, la diferencia es que ahora mismo para acceder a un piso en propiedad nos tenemos que hipotecar prácticamente de por vida, y eso ha tenido fatales consecuencias en la forma de comportarse de esta sociedad. El compromiso que adquirimos con el banco, nos obliga a conformarnos con el trabajo que tenemos sean cuales sean las condiciones, por muy malas que estas lleguen a ser. Muchos (entre los que me incluyo) sabemos que lo que nos pasa en el trabajo y la explotación a la que legalmente estamos sometidos, debe desaparecer, pero decidimos no hacer nada por el miedo a quedarnos sin empleo. Aceptas todo tipo de ilegalidades y te esfuerzas para no acabar en la cola del paro. Pero entonces llega una crisis como esta que a muchas empresas todavía no ha afectado (en el curso anterior han gozado de indecentes beneficios) y escudándose en ella deciden prescindir de tus servicios por que ha bajado la faena y hay que reducir gastos. Cuando te ves en la calle, en lo único que piensas es en encontrar otro empleo aunque sea peor pagado y con peores condiciones que el anterior, y es que el banco no perdona. Así que en conclusión, nos hemos visto empujados prácticamente a hipotecar nuestra vida para disponer de un derecho constitucional, la vivienda, y además han conseguido que la clase obrera nos convirtamos en borregos, y agachemos la cabeza olvidándonos de defender nuestros derechos. Pero es que no acaba todo ahí, se han encargado de que nos creamos eso del estado del bienestar, que todos podemos tener todos los lujos que antes eran solo patrimonio de los ricos, y resulta que todos queremos un buen coche, una tele de plasma, que nuestros hijos tengan un porrón de cosas que no necesitan, únicamente para que en el colegio no se sientan discriminados, ¿y qué hacemos los obreros para poder acceder a todos estos privilegios? Pues endeudarnos más y más, con lo que más y más nos aborregamos, y más y más cogidos por donde duele nos tienen. Por eso en mi opinión sí que hemos sido sino obligados, al menos conducidos como ratones en un laberinto hasta llegar a esta situación.
Lo que debemos pensar es que esta realidad puede cambiar, aunque debamos sacrificar muchas cosas para ello, debemos intentarlo porque el retroceso mental que está sufriendo nuestra sociedad apática parece no tener fin.
Salud y, más que nunca, REPÚBLICA.