domingo, 9 de noviembre de 2008

¡HA LLEGADO LA CRISIS!


- ¡Ha llegado la crisis! Gritaban los niños que vendían los periódicos en cualquier ciudad de los Estados Unidos durante el crack del 29. Las publicaciones venían ilustradas con fotos de los corredores de bolsa tirándose de las azoteas. La gente de clase media alta se tiraba de los pelos en sus casas porque lo habían perdido todo y algunos enloquecían de tal manera, que acababan asesinando a sus familias para después suicidarse ellos. Y todo porque se habían quedado sin nada. Y yo me pregunto, ¿qué pensaría ese niño que sufría las inclemencias del tiempo mientras vendía periódicos en vez de estar en el colegio? Él, sin saber nada de economía, pero viendo que los demás niños iban al colegio mientras él tenía que trabajar para llevar algo de comer a casa, seguro que pensaba que para poder tener algún día el traje que llevaban esos que ahora se tiraban de lo alto de los rascacielos debía vender miles de periódicos diarios.
-¡Ha llegado la crisis! Dicen ahora los presentadores/as de los informativos con su pelo cuidadísimo, sus pendientes carísimos y sus trajes de mil y pico euros. Y nos ilustran sus palabras con imágenes de banqueros preocupados porque este año no van a crecer por encima del ejercicio anterior. Salen los grandes empresarios de la construcción pidiendo que el Estado se dedique a comprar los pisos que ellos no se pueden sacar de encima. Y es que ya no pueden engañar a las gentes como hace un par de años, hipotecándoles la vida y hurtándoles su libertad, atándoles de pies y manos por muchos años, obligándoles al pluriempleo. Y es que como dice Jose en su artículo, nadie nos obligó a hipotecarnos de tal manera que tengamos que dedicar cerca del 60% del salario únicamente para pagar el préstamo, pero en cierta manera si, aunque ese es un tema que más adelanté trataré de exponer. Lo que ahora quiero explicar es otra cosa. Resulta que han pasado casi 80 años de aquella brutal crisis, pero el comentario sigue siendo el mismo. Y lo que yo me hubiera preguntado en aquel entonces es lo que me sigo preguntando ahora. ¿Y el que nunca ha tenido nada, qué? ¿Y el que vive en crisis permanente, qué? ¿Y los que siguen sufriendo para comer caliente algún día, qué? Algún gracioso diría “Esos, como nunca han tenido nada, no notarán la crisis” Y es que se me siguen revolviendo las tripas cada vez que algún energúmeno dice refiriéndose a alguien que está viviendo en la calle, que es un vago o que él se lo ha buscado, que si no trabaja es porque no quiere. Pero lo que me hace vomitar definitivamente es que estos mismos son los que te los encuentras en cualquier lado, y con una birra en la mano, y un móvil 3G en la otra te dicen que lo están pasando fatal, que casi no llegan a fin de mes, que van a tener que rehipotecar la casa porque si no, no podrán cambiarse el coche que ya tiene cinco años. Nos hemos acostumbrado a únicamente mirarnos el ombligo, y a no ver más allá de nuestros problemas (que seguro que todos tenemos, no lo niego) pero yo escribo este artículo en un ordenador, a las nueve y cuarto de la mañana recién levantado de mi colchón de látex, calentito en el piso que le debo pagar religiosamente al banco cada mes, mientras a 300 metros de mi casa, en un parque, mas de 10 personas se despiertan pensando que hoy han tenido suerte porque esta noche no ha llovido. Pero no les da casi tiempo de pensarlo, pues en media hora el guardia pasará, y si los ve durmiendo en el banco, probablemente esta noche duerman calentitos, pero en un calabozo. Por eso, cuando me da por pensar en mis problemas económicos, intento acordarme de ellos, de lo afortunado que soy y que somos todos los que no llegamos a fin de mes, pero que en cambio si podemos llegar al día 20 incluso pudiendo disfrutar de algún capricho. Así, que de momento dejemos de hablar de crisis los que al menos tenemos techo y un trabajo para tirar hasta mitad de mes, porque para estos mal llamados indigentes, el día 1 es igual que el 15, igual que el 30, etc.. Yo soy de los que cree que esta crisis se va a agravar mucho y que no va a ser cosa de poco tiempo. Me pongo a pensar y me da la risa cuando escucho que las 20 grandes potencias se van a reunir para refundar el capitalismo. Me suena a que van a sacar la cartera y que van a pagar a escote las deudas de sus socios corruptos de la Banca. Y que eso no será más que un parche con el que intentarán que todo siga igual por muchos años. Quieren que todo siga igual, que China, India y Brasil sigan siendo potencias emergentes permanentemente, que América Latina siga bajo la bota de sus hermanos ricos del Norte, que África siga por siempre jamás en la más absoluta miseria, y que Oriente Medio siga dominado por un país artificial como Israel. El problema de Oriente Medio es para analizarlo profundamente, pues si existe un conflicto en esa zona es únicamente culpa de occidente, pues esa tierra ya estaba habitada por gentes autóctonas de la región, y de repente deciden quitarle una porción a sus habitantes y dársela a un pueblo que no existía como tal. Pero lo grave no es eso, pues esa podía ser la solución para gente que se había quedado sin nada después de la Segunda Guerra Mundial, el problema es la expansión y ocupación que ha llevado a cabo Israel después. Y si no, consultar los mapas de la zona de los últimos cincuenta años. Todo esto se ha hecho bajo el paraguas y con la ayuda de USA y con la mirada hacia otro lado del resto de Occidente.
Retomando el hilo, lo que quieren es que nada cambie, porque si las cosas se ponen más feas, puede ser que pierdan su sillón. Por ahora la gente no nos levantamos contra ellos, y eso es síntoma de que todavía no hemos perdido mucho, pero en mi opinión llegarán los despidos masivos, los cierres de las pequeñas empresas y entonces ya veremos. El problema es que esta generación parece que nos hemos olvidado de luchar por lo que nos pertenece legalmente, y lo que es más grave, que hemos dejado de pensar en mejorar nuestras condiciones, nos hemos acomodado a que nuestros gobiernos hagan leyes y nosotros las acatemos sin rechistar, pues si protestamos nos sueltan que nosotros los elegimos con nuestros votos. Pero se equivocan si piensan que eso les da impunidad total. Deberíamos gritar cuando hacen algo mal, pero sobretodo, cuando mas deberíamos levantar la voz es cuando se olvidan de sus funciones y dejan que los problemas se les caigan encima para después sacar un decreto urgente, un decreto que no es mas que un remiendo. Yo no he votado a costureros que remienden la sociedad, he votado a políticos para que eviten problemas antes de que ocurran. Para que mi país esté prevenido ante ciertos imprevistos. Pero no solo no ocurre eso, sino que encima te dicen que no es culpa suya que es a nivel mundial, que es una época que nos ha tocado vivir. Pues seguramente es verdad, pero entonces es que este sistema se ha podrido por dentro, y lo que hay que hacer no es refundar el capitalismo, sino hacerlo desaparecer pues ha sido él y solo él, el que nos ha llevado hasta esta situación. Y cuando hablo de hacer desaparecer el capitalismo, hablo también de quitar de en medio estas falsas democracias que nos han hecho tragar. Y es que el papel del pueblo llano no puede ser reducido únicamente a votar cada determinado tiempo, tiene que tener capacidad de decisión, pues no es otro que él, el que va a sufrir para mal o para bien la acción de un gobierno.

En un comentario hecho antes dije que en mi opinión en cierta manera sí que nos habían obligado a llegar al nivel de endeudamiento personal en el que nos encontramos la mayoría. Por una parte es cierto que nadie nos ha obligado, nosotros solitos hemos decidido meternos en estos berenjenales, pero de algún modo nos hemos visto arrastrados por este lodazal de salvaje consumismo. En el caso concreto de España, desde tiempos de Franco, se ha venido promocionando la venta de pisos en vez del alquiler. Pero, los gobiernos democráticos que llegaron después de que se apagara la lucecita de El Pardo, no cambiaron la situación, ni tan siquiera lo intentaron, es más, todavía promocionaron mas salvajemente el hacerse con un piso en propiedad, dejando totalmente de lado el alquiler. ¿Qué consecuencias ha tenido eso? Que los propietarios de pisos que querían sacarlos al mercado de alquiler se viesen autorizados y apoyados indirectamente por el gobierno de turno a poner cuotas y condiciones abusivas a sus futuros inquilinos. Con lo cual se consigue que el que tiene dudas de alquilar o comprar se decida definitivamente por la compra, ya que la diferencia no es tanta. Pero es que si que hay mucha diferencia, la diferencia es que ahora mismo para acceder a un piso en propiedad nos tenemos que hipotecar prácticamente de por vida, y eso ha tenido fatales consecuencias en la forma de comportarse de esta sociedad. El compromiso que adquirimos con el banco, nos obliga a conformarnos con el trabajo que tenemos sean cuales sean las condiciones, por muy malas que estas lleguen a ser. Muchos (entre los que me incluyo) sabemos que lo que nos pasa en el trabajo y la explotación a la que legalmente estamos sometidos, debe desaparecer, pero decidimos no hacer nada por el miedo a quedarnos sin empleo. Aceptas todo tipo de ilegalidades y te esfuerzas para no acabar en la cola del paro. Pero entonces llega una crisis como esta que a muchas empresas todavía no ha afectado (en el curso anterior han gozado de indecentes beneficios) y escudándose en ella deciden prescindir de tus servicios por que ha bajado la faena y hay que reducir gastos. Cuando te ves en la calle, en lo único que piensas es en encontrar otro empleo aunque sea peor pagado y con peores condiciones que el anterior, y es que el banco no perdona. Así que en conclusión, nos hemos visto empujados prácticamente a hipotecar nuestra vida para disponer de un derecho constitucional, la vivienda, y además han conseguido que la clase obrera nos convirtamos en borregos, y agachemos la cabeza olvidándonos de defender nuestros derechos. Pero es que no acaba todo ahí, se han encargado de que nos creamos eso del estado del bienestar, que todos podemos tener todos los lujos que antes eran solo patrimonio de los ricos, y resulta que todos queremos un buen coche, una tele de plasma, que nuestros hijos tengan un porrón de cosas que no necesitan, únicamente para que en el colegio no se sientan discriminados, ¿y qué hacemos los obreros para poder acceder a todos estos privilegios? Pues endeudarnos más y más, con lo que más y más nos aborregamos, y más y más cogidos por donde duele nos tienen. Por eso en mi opinión sí que hemos sido sino obligados, al menos conducidos como ratones en un laberinto hasta llegar a esta situación.
Lo que debemos pensar es que esta realidad puede cambiar, aunque debamos sacrificar muchas cosas para ello, debemos intentarlo porque el retroceso mental que está sufriendo nuestra sociedad apática parece no tener fin.
Salud y, más que nunca, REPÚBLICA.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso cómo desde ambos lados se espera la aclamada reacción del ciudadano: el otro día hicieron un documental en el que un conocido lider pro-nazi yanki afirmaba que votaría a Obama; precisamente creía que eso activaría la reacción racista. Ahora ya es una realidad (lo de Obama, la reacción ya se verá). En España fueron los escándalos del atentado 11M, lo que impulsó una sonada reacción que llevó a un aturdido Zapatero a la Moncloa. Lo que aconteció en la sede barcelonesa del PP ese fin de semana fue un atisbo de reacción popular a través de las nuevas tecnologías: el mensaje de movil (y en el PP todavía buscaban culpables, tal vez un día un implacable juez Garzón cualquiera consiga condenar a la multitud abstracta).

El estado de bienestar es una realidad, y la causa es material, se puede palpar con nuestras necesidades de teletienda, pero creo que empieza por el bienestar moral que han conseguido inculcar. Ese es el autnéntico bienestar. El aborregamiento empieza, supongo, por las propias costumbres, por las políticas de deseo y de necesidades tanto existenciales como materiales.

Como bien dices, la realidad puede cambiar, y eso es precisamente lo que más miedo nos da. Es una cuestión de inseguridad, la piedra angular del bienestar moral que alimenta al material; qué será de los valores que sin saber del todo hemos defendido, o nos has sustentado el supuesto "equilibrio" psicológico sobre el cual basamos nuestras relaciones personales?

Como tu, y por desgracia como el líder nazi ese, pienso que sólo una crisis puede refundar nuevos valores. Aunque temo que lo único que se refundará será el capitalismo, ya le tienen tomado el pulso de la historia y saben que es una entidad que evoluciona y cambia según una lógica(del fordismo, al post-fordismo, y ahora, seguro, que al obanismo, o como lo quieran llamar); se trata simplemente de amortiguar el impacto del próximo estadio.

En fin que menuda chapa he pegao! Te dejo que el pesao que tengo al lado en el locutorio le está contando la vida tres veces a su celosa novia y he perdido el hilo de esta divagaciones.

Me alegra volverte a leer chavalote!!

JOSE dijo...

bilonguis, en tu reflexión me ha parecido entender que ves el mundo como lo veía Orwell en 1984 (es que lo he leído hace poco y lo tengo fresco), es decir, que sí, que la crisis produce revoluciones y que todas son muy bonitas, pero que al final siempre acaba en los mismo, en nada, en que mandan los de siempre, porque le tienen cogido "el pulso a la historia", es decir, que ya saben donde están los errores que en el pasado les hizo saltar del sillón para dejárselo a otros, con lo cual ahora no van a volver a cometerlos. Saldremos de la crisis (piensan ellos) con las menores bajas posibles, aunque por el camino quede algún parado más. Si hay revolución, serán ellos los que la lleven a cabo, porque la gente, como dice Jaime, está acogotada, esclavizada y dormida. O pasamos hambre, o aquí no se levanta ni Dios. Mientras pueda seguir cargando de música pirata mi i-pod, todo está bien.
Salud y República.

Anónimo dijo...

Puede que sea 1984 uno de los libros más frustrantes que he leido nunca, a la par que emocionante. Allí se puede observar cómo toda revolución contra el sistema empieza por uno mismo: lo que somos ya no vale si pretendemos cambiar algo, nuestro ser está vinculado emocionalmente a un sistema y a sus instituciones; somos nuestras circunstancias, que decía Ortega Gaset.A lo largo del libro creo recordar que se ve cómo una revolución individual pertenece casi a la metafísica, porque los valores nuevos a cambiar no pertenecen casi ni a la realidad, son meras intuiciones; al final es la realidad la que te cambia. Por eso lo encontré tremendamente frustrante: siempre parece que puede existir una posibilidad, pero no. Es increible como transforman una revolución en un monstruo (la imagen del protagonista cuando se ve ante el espejo después de las torturas, me marcó)

En mi escrito, efectivamente hablo de esa frustración, pero todavía pienso que esas intuiciones y frustraciones silenciadas se pueden colectivizar para hacer que el monstruo tenga un sentido más allá de la realidad. Pero eso es jugar con emociones que tal vez todavía no estamos demasiado preparados a modo individual. Aún así hablé de muestras de disidencias sociales colectivas actuales basadas en la multitud, como en Seattle o con la caida del PP aquí.

De todas formas los que se dedican a filosofar dicen que esas revoluciones colectivas son una cara más del sistema que sirve para regularlo en la medida de lo posible...

El gran hermano nos vigila cada vez más de cerca, y si no, allí está la nueva función del google maps, el street view!

Salud!!!

JOSE dijo...

Y qué fácil es manipularnos. Y cómo nos controlan. Pero es lo que hay. En el libro de marras, a mí, lo que más me chocó, era el protagonista diciendo que sólo con su torturador podía hablar tranquilamente, como hablan las personas, que sólo con él estaba a gusto. El hecho de poder expresarse libremente, aunque recibiera por ello descargas, era lo más cerca de ser libre que estaría, y lo sabía. Eso es lucha, en el sentido "Pollarecords" de la palabra. Es un poco lo de estos blogs. Simplemente escribir chorradas sin importancia pero que te dejan a gusto, con buen sabor de boca (o no).
Bueno, un saludo gorrión (me declaro fan pero ya)